La
incorporación
de la mujer al sistema productivo durante
el conflicto rompió el monopolio que hasta
entonces habían ejercido en él los
hombres, alterando con ello los esquemas tradicionales
de desarrollo del
capitalismo.
Durante la guerra la mujer adquirió
conciencia de su capacidad para desarrollar
las habilidades de los hombres y demandó
un creciente
protagonismo en el
mercado laboral.